Recuerdo que venía con unos amigos de un encuentro
de jóvenes, tremendamente cansada, cuando llegamos a la ermita del Santo Cristo
del Consuelo de Cieza. Allí se iba a representar un musical sobre la pasión de
nuestro Señor. Entre el elenco, un par de rostros con los que volvía a
encontrarme años después. Apretados entre el gentío disfruté de un hermoso rato
de oración y me “enganché” a este musical y a las personas que de él forman
parte.
No he fallado ningún año e incluso en alguno he
hecho doblete. Y así os puedo decir, con la libertad que da el poder hablar
desde la experiencia del espectador, que este musical toca el corazón por dos
motivos. El primero, porque narra la historia más hermosa que te pudieran
contar, una historia de amor que hoy sigue formando parte de tu vida. Es tu
historia de salvación, porque Dios se hizo hombre y murió por ti, sí, por ti,
aunque hayas nacido 2.000 años después, Dios ya te tenía presente desde
siempre, te amaba desde siempre, lleva tu nombre escrito en la palma de su
mano. Es un mensaje que interpela al espectador que se ve reflejado en los
miedos y dudas de quien, atravesando por un momento de dolor, siente que su fe
se apaga, pero que resucita al saber que Dios está cada día, a cada instante…
hasta el fin del mundo.
El segundo motivo es la gran profesionalidad con la
que se desarrolla esta representación hecha por un grupo de personas que se
sienten servidores y que, con la más absoluta humildad, quieren compartir el
mensaje que un día les tocó el corazón.
Ayer viví con ellos mi primer musical, después de
semanas de ensayos y preparativos, y doy gracias a Dios porque se hizo presente
en cada abrazo, cada mirada, cada apretón de manos. Porque se sirvió de mi,
pequeña y torpe, para hablar de su amor. Lo vivido ayer me sobrecoge por tantas
razones… porque desde mi posición, vuelves a ser espectador de parte de la
historia, de la más importante; porque percibes lo que el espectador está
sintiendo cuando se emociona; porque sientes como todo se organiza detrás del
telón; porque ves en los ojos de quien conversa contigo las lágrimas que tú
misma estás reteniendo…
Y no puedo más que sentirme agradecida, a Dios por
poner este proyecto y a esta maravillosa familia en mi vida; y a ellos, personas
a la que tanto quiero y admiro, por la acogida, por tanto cariño inmerecido,
por tratarme como a una más, por apuntar mi nombre en una lista tremendamente
especial, por pedirme opinión y por confiar en que puedo hacer cosas tan
bonitas como esta.
Y a ti, que te sientes perdido o que simplemente
quieres vivir con intensidad esta Cuaresma te invito a que te dejes sorprender
por lo que Dios tiene que decirte a través de este musical, porque te aseguro
que no te dejará indiferente.
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