Testimonio de Paloma López

Recuerdo mejor lo que sentí que lo que vi y escuché aquella tarde de amistad y oración, servicio y confusión, traición, negación y misericordia, entrega y perdón; de AMOR, luz y música en la historia de Quien es la Vida de mi vida. Hace cinco años. 

Fue un regalo, una invitación de Dios en la voz de alguien que está lleno de Él, de todo lo que ama y transforma y que hace Su Palabra puente y acción de gracias. Alguien que es importante para mí porque el tiempo compartido me lo ha vestido de esperanza y misterio, de confianza en la providencia de Dios y en la ternura con que su Espíritu nos inspira.

Desde entonces he visto el musical cinco veces y podría verlo cinco mil veces más (no, no exagero). Una de ellas fue en mi pueblo porque después de ver lo que hacían, lo que decían y de qué manera, decidimos que ¡tenían que venir!.

Él, que hace nuevas todas las cosas, transforma la vida y el alma valiéndose de un grupo de corazones generosos que ponen su voz a la Verdad que nos habita y sigue muriendo hoy para que nosotros, tan olvidadizos, recordemos que nunca estamos solos y que hay un corazón con la puerta abierta para que entremos y nos sepamos perdonados y libres.

Es Dios en cada gesto, en cada voz, en cada palabra y sentimiento. Dios en el silencio y el dolor, en la luz y en la certeza de que el amor siempre vence y la muerte, con él, también es vida. Es Dios todo el tiempo en cada uno de los que se hacen canción, poniendo su voz y rostro, su fidelidad y servicio a disponibilidad de la voluntad de Dios y de nuestro deseo de encontrarnos con Él. Es Dios saliendo al encuentro y ellos mostrándonos cuál es el camino, ubicando nuestra vida, viviendo lo que predican.

Sois un tesoro que ojalá muchos puedan encontrar.

Muchísimas Gracias 

Paloma 

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