Testimonio de Paqui Blaya

Cuando uno escucha la palabra "musical" piensa: se van a tirar la hora cantando y nos harán pasar un buen rato. ¡Me equivoqué! No porque no cantasen o no lo pases bien, si no por todo lo que me hicieron sentir.
En el momento de la primera escena me estremecí, porque hoy en día quién no tiene alguien con ese tipo de problemas cerca de él. Desde ahí, todo iba a peor en mi interior: me dolía el pecho, sonreía, lloraba, me compadecía... ¡Fue un cúmulo de sentimientos que no podría explicar! Pero cuando pasó camino del Pretorio Jesucristo con la cruz y cayó por primera vez, estando en el coro pensé en bajar corriendo a ayudarlo. ¡Ahí era un mar de lágrimas! Empaticé tanto con el musical que parecía que Jesús estaba frente a mí mostrándome aquello que había hecho por todos los hombres para salvarnos. Y comprobé que todos esos problemas que tenemos hoy en día son mucho mas llevaderos sabiendo que Él no nos abandona y que dio su vida por nosotros. Además tuve la suerte de tener a dos niñas de Comunión conmigo viendo el musical. Estuvieron atentas a todo, disfrutando tanto como yo y sufriendo cada vez que Jesús lo hacía. Al acabar me dijeron: "LO ÚNICO QUE QUIERO AHORA ES BAJAR Y ABRAZAR A JESÚS, PORQUE AL POBRE LO TRATARON MUY MAL CUANDO ÉL ERA MUY BUENO". Eso no tiene precio.

Gracias a todos y cada uno de los miembros del musical por trabajar como lo hacen, por hacer que empaticemos con ellos y que parezca que formamos parte de la actuación, y por hacer que recordemos que Jesús sigue muriendo hoy y cada día por nosotros, sin separarse en ningún momento de nuestro lado.
Paqui Blaya

No hay comentarios:

Publicar un comentario